Nos apetecía hacer algo juntas. Algo locuelo, fresco y barato pero muy original. Creo que sólohicimos una tarde de brainstorming y ya sacamos la idea. Estaba bien eso de quedar, bebernos unas cerves y partirnos de risa con las cosas que se nos ocurrían. Cuanto más bestia, más gracioso.
El rodaje fue bastante fluido. Cristina se iba a Nueva York y el día antes la teníamos rodando. No le dió tiempo a aprenderse el guión así que tocaba improvisar. Lucía apareció en el proyecto porque nos dimos cuenta de la noche a la mañana de que la necesitábamos. Accedió porque estaba haciendo su máster de radio y el papel le venía al pelo. La pobre pensaba que no iba a salir y al final la metimos en cuadro -ni la maquillamos-. Juanjo se metió porque es un crack con la cámara y nos salvaba el pellejo cogiéndola él.
Empezamos no muy pronto por la mañana y a eso de las tres del mediodía o incluso antes ya estaba hecho.
Lo duro empezó con el montaje. Tardamos unos tres meses y Juanjo de nuevo nos salvó el pellejo unas cuantas veces actuando como jefe técnico de posproducción (exportaciones, codecs, formatos, se nos ha descuadrado el sonido). En esta etapa nos las vimos con el propio desarrollo de la historia teníamos que darle forma -con la improvisación se dejó fuera información importante para entender la trama- y lo más grave no dábamos con el final.
Otra fase fue la del título. Estuvimos a punto de llamarlo: "Donde hay mata, hay patata" del refrán "Donde no hay mata no hay patata". La idea que queríamos transmitir con el título era "Aquí hay tomate, guate". Decidimos ser directas y que si no se entendía el final, el título siempre te lo resolvería, al estilo de la adivinanza "pera parece platano es".
El modo que tuvimos de hacer el corto fue bastante creativo y divertido. Sin más preámbulos os dejo lo que gestamos:
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