domingo, 21 de septiembre de 2014


De #filtros, #photoshop e imperfecciones 

A los 14 solía comprarme la Ragazza, revista juvenil femenina de la década de los 90. También solía compararme con las modelos que aparecían en ella. En esa época ya se utilizaba el Photoshop. Yo no sabía que era el Photoshop, ni que se utilizaba en esa misma revista. Tampoco sabía otras muchas cosas, como que existían los puntos negros, la depilación integral, las estrías o la celulitis. Un buen día decidí aplicar en mi cuerpo crema decolorante a diestro y siniestro para eliminar incómodas impurezas que en el mundo de las revistas eran inexistentes; el resultado fue un memorable destrozo. Frustrada por haberme hecho una monstruosidad, mayor que la que me había otorgado la propia adolescencia, sentí que nunca podría ser la Barbie con la que siempre había jugado y a la cuál se parecían en una perfección simbiótica las chicas de las revistas. Si hoy fuera adolescente me construiría a medida con el bisturí digital, jugaría a reinventarme, pero ¿qué me pasaría por la cabeza cuándo la imagen que me devuelve el espejo no reflejase esa ilusión proyectada en Instagram?
Ahí aparece Sixsina, personaje de ficción que a modo del genio de la lámpara, responde al deseo de cualquier chica de convertirse en una versión mejorada de sí misma. Este camino a la perfección no sólo es un argumento de venta más. Es un estilo de vida, un mantra presentre en las redes sociales: sé ingenioso en Twitter, popular en Instagram y feliz en Facebook. Las bases morales imperantes del culto al cuerpo, la glorificación de lo material y la obsesión por transcender lo mundano las llevo al extremo en Sixsina.
En esta historia de ciencia ficción todo lo antedicho se utiliza para prometer fama a jovencitas dispuestas a todo. El reverso de dichas promesas son el dominio de su cuerpo-mente por parte de una coorporación con diversos negocios; la venta de cosméticos a modo de tapadera; el extravagante comercio de muñecas “vivas” que satisface el último capricho machista, y que sirve para financiar el corazón del asunto:un ambicioso plan a largo plazo que comprende la transmigración de mentes de señoras adineradas a cuerpos más jóvenes pudiendo incluso usurparlos.
El corto es la punta de iceberg de lo que me gustaría continuar desarrollando en Facebook, Twitter -@sixsina- y en un blog donde doy voz a Sixsina. En estos espacios recopilo artículos sobre el “transhumanismo”, concepto que tiene mucho en común con el fin último de este personaje.  Es una corriente filosófica que defiende la libertad de los seres humanos parar mejorar sus capacidades, mentales y físicas, corrigiendo los aspectos que no queremos en nuestra existencia como la enfermedad, el sufrimiento, o el envejecimiento. El objetivo es mejorar al ser humano para alcanzar un estado superior o posthumano. La realidad es que existen proyectos liderados por Rusia -Initiative 2045-y por EEUU - Brain Initiative- para ser los primeros en la conquista del cerebro.  
Me parece importante utilizar la ciencia ficción para plantear interrogantes sobre situaciones que podrían llegar a suceder, en el caso de mi historia son: ¿qué industrias podrías surgir?, ¿qué ventajas tendríamos?, ¿qué límites habría?, ¿quiénes serían los más beneficiados?.
A pesar de que soy crítica con las presiones estéticas, también me siento incómoda con mis primeras arrugas y la presencia de la celulitis. Si pudiese detener el tiempo para quedarme como estoy, lo haría, ahora que he aceptado mi cuerpo y mis limitaciones. Como todavían me quedan muchos cambios físicos por delante, tendré que continuar con la autoaceptación frente al espejo del baño y ante las fotos de las redes sociales. Ya sea con retoque de quirófano o no, la sociedad todavía no tiene el elixir de la eterna juventud y seguirá el curso natural de la vida mientras contempla sus retratos retocados y filtrados, como Dorian Gray  admiraba el suyo. Como escribió Oscar Wilde en esta obra “¿Por qué ha de conservar lo que yo voy a perder? Cada momento que pasa me quita algo para dárselo a él. ¡Ah, si fuese al revés! ¡Si el cuadro pudiera cambiar y ser yo siempre como ahora! [...] Se burlará de mí algún día, ¡se burlará despiadadamente!”.